Sangre de héroes

Posted: miércoles, mayo 26, 2010 by Godeloz in Etiquetas: ,
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Si había de llegar el día en que verdaderos superhéroes aparecieran en pantalla no hay que esperarlo más. Olvidemos por favor a Spiderman y al ridículo Superman introduzcámosle un gran supositorio de kriptonita; arrojemos al cesto de basura a Daredevil y dejémosle la compañía de una granada de fragmentación; repartamos en los extremos del país –para cualquier país aplica- las extremidades del Batman de Schumacher como hacían en la antigüedad para sentar un precedente de sangre y tripas; atemos a los Cuatro Fantásticos de cualquier bomba destinada al lejano oriente y contratemos a un musulmán suicida para que le haga una visita al Capitán América. Participemos por favor de la masacre que Kick Ass junto a sus cómplices oficiaron contra lo que era conocido hasta el momento como la estirpe de los superhéroes, aunque deberemos respetar la integridad del Batman logrado por Nolan y la Gatúbela que vive en el mundo de Tim Burton, de resto, sintámonos con la licencia de arrojarlos a todos a leones hambrientos como si fueran triviales cristianos porque las figuras de Kick Ass y Hit Girl y Bid Daddy y Red Mist alcanzan para que los habitantes del mundo geek y sus recientes colonizadores se den un festín interminable.


Uno miraba el tráiler de la película y se hacía a una idea totalmente errónea: no, Kick Ass no es una parodia ni de Watchmen ni de los X-Men, más que satirizar ese imaginario lo ironiza con elegancia y truculencia, con tanta truculencia… no alcanzan a imaginar: puede que haya más muertes que en Terminator, más muertes que en Viernes 13, incluso puede que en esta película haya más muertes que en una de esas noches en que los muertos deciden dar un paseo por las calles de una ciudad llena de suculenta carne. Y eso que también es una película de adolescentes, pero de adolescentes cuyas hormonas y frustraciones y ambiciones y complejos los arrastran hacia ese lado oscuro de la vida en el que los puños duelen, los dientes se parten, la piel se quema con el fuego, los puñales atraviesan la pared abdominal como si rasgaran una servilleta  y los conductores huyen disparados después de atropellar un saco de huesos enfundado en el ridículo traje que más tarde se convertirá en el símbolo de la valentía, aunque su propietario tenga tanta valentía como un hereje ante la hoguera. Un lado oscuro en el que hay mafia y drogas, en el que hay traiciones y supervillanos con amplio presupuesto, un lado oscuro al que todos deberíamos asistir porque de cualquier modo, con algo de suerte, es humanamente probable quedarse con la tía más guapa y por si fuera poco aprender a volar en artilugios costosos equipados con sutiles metralletas.


Y Kick Ass guarda muchas sorpresas. La primera es que Nicolas Cage aparece disparándole en el pecho a una niña, en un paraje solitario, con el mismo sadismo con que se lo vio atragantándose de cuanta bebida etílica encontraba en Leaving Las Vegas y la misma violencia que brillaba en sus ojos cuando actuó a órdenes de Herzog en el remake de Bad Lieutenant. Otra sorpresa es que la niña abaleada no muere y es mucho más sádica que su padre, Nicolas Cage, o lo que es lo mismo, Big Daddy, un superhéroe que viene siendo el vástago de una orgía en la que participaron Batman, el teniente John McClane y aquel hombrecito descarriado en el que vimos convertirse a Michael Douglas en “Un día de furia”. Y ¿de dónde nace alguien de una orgía con tanta testosterona? Precisamente de la Furia, esa es la madre de Big Daddy y la única madre posible para Hit Girl, la mejor sorpresa de esta película. Recuerden a Uma Thurman en el primer volumen de Kill Bill. Recuérdenla un momento, quítenle por lo menos 30 años de encima, 70 centímetros de estatura y cámbienle la espada por diversas armas semiautomáticas, algunas granadas, un par de navajas de mariposa y tendrán a Hit Girl, una pesadilla mayor que aquella que fulminó en una noche a los 88 locos. Hasta las batallas coreográficas de Zhang Yimou pasan a un segundo plano cuando se tiene el gusto de observar las secuencias en que esta máquina de matar preadolescente ejecuta su venganza, tan imparable como las voraces peloticas alienígenas de Criters.    


Con todo el gusto del mundo podría seguir hablando de Hit Girl y no sólo por sus acrobacias sangrientas. También por una belleza que veo encubarse para, en unos años, causar más espasmos que los que aún ocasiona Natalie Portman. Su nombre también tiene el lúbrico influjo de nombres como Marion Cotillard, Mónica Bellucci o Mae West. Por fortuna es sólo cuestión de años el poder pensar en Chloe Moretz y no sentir que se comete un crimen de pederastia.